La pedagogía de la religión en el padre basté S.J. síntesis de religiosidad y cultura. La congregación mariana del aptronato de la juventud obrera de valencia en el primer tercio del siglo xx

  1. MARTÍNEZ HERRER, CARLOS
Dirigida por:
  1. José Ignacio Prats Mora Director/a

Universidad de defensa: Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir

Fecha de defensa: 08 de julio de 2011

Tribunal:
  1. Cándido Ruiz Rodrigo Presidente/a
  2. Eduardo Ortiz Llueca Secretario/a
  3. Vicente Gomar Escriva Vocal
  4. María Begoña Lafuente Nafría Vocal
  5. Juan Escámez Sánchez Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 309407 DIALNET lock_openTESEO editor

Resumen

El Padre Basté S.I. fue un buen formador jesuita y, por ende, fiel a las instituciones pedagógicas que la Compañía de Jesús estaba manteniendo a principios de siglo XX en sus establecimientos educativos. Cuando es destinado al Patronato de la Juventud Obrera, de Valencia, se ve en la obligación de acomodar reglas metodológicas que la Compañía estaba aplicando en sus colegios, a una realidad docente circum y post-escolar: el patronato. Los patronatos fueron una novedad para la educación de la juventud obrera, en la España de finales del siglo XIX, a imitación de otras parecidas que venían desarrollándose en el sur de Francia, Bélgica, Alemania. Surgen en el contexto socio-histórico de la respuesta del catolicismo social al avance de las ideas socialistas, comunistas y anarquistas entre el proletariado urbano, y conviven, en una España convulsa, con movimientos pedagógicos que pretenden la implantación y primacía de la escuela laica frente a la escuela religiosa. Basté intuyó, en contacto con los prohombres del apostolado social de la época (Vicent S.I., Rodríguez de Cepeda, Reig Genovés, los Trénor), el valor pedagógico para la juventud obrera de instituciones complementarias a las escuelas, como las colonias escolares (él organizó las primeras que hubo entre los niños valencianos, en 1906), las salidas campestres, los pequeños huertos, las pláticas y juegos al aire libre, las actividades deportivas (el Patronato de Valencia fue pionero, entre otros, del fútbol en Valencia) las representaciones teatrales, las veladas literarias, etc. La congregación mariana devenía el centro de todas estas múltiples actividades y secciones culturales, sociales o recreativas, que eran premio y accesorio a la piedad: Basté formula la obligatoriedad de la doble afiliación Congregación/Patronato, en lo que se separa de las demás congregaciones marianas de los colegios de la Compañía, que sólo admitían a alumnos escogidos. La doctrina cristiana impregnaba, en las escuelas diurnas y nocturnas de primera enseñanza que regentaba el Patronato, el contenido del resto de asignaturas; nunca se valió de la coerción física, no lo necesitó: los pases para disfrutar de las actividades del Patronato eran premio y estímulo suficientes para ser un buen congregante y un buen alumno.